lunes, 13 de febrero de 2012

Capítulo 3: Expansión de la tinta.


      Un desconocido sentado frente a mí, la tinta rebosante en los tapones y el voltaje listo para correr desbocado por las bobinas de la maquina. Hora de demostrar confianza en uno mismo y materializar toda la parafernalia que se había desplegado antes de llegar a este punto. El escaparate de un tatuador son los tatuajes que ha hecho, ¿o no? En teoría así debería ser, en la practica, para sentar a alguien dispuesto a que atravieses su carne y lo marques de por vida, hay que realizar todo un proceso de pre-tatuaje. La actuación debe ser creíble, la mente ágil para vestir de rotundidad cada palabra del discurso y tener preparado un recital digno de un vendedor de pociones de la antigüedad. El tatuador que no tiene un escaparate de trabajos que mostrar debe saber venderse a sí mismo por encima de su producto. Para empezar a tatuar y ganar clientes con los que seguir desarrollando el oficio, tenía que ser un gran mentiroso, saber decorar la verdad u ocultar, cual trilero, la inexperiencia ante el susodicho.

       ¿Por qué alguien confía una parcela de su piel a un tatuador novato? En el caso de amigos o familia es fácil de entender, pero en el caso de un desconocido la cosa cambia. Con el paso del tiempo he llegado a la conclusión de que para tatuar basta con decir que tatúas.

       Una vez hechos los primeros tatuajes y cuando parecía que los resultados al terminar el trabajo iban siendo cada vez mejores, empieza a aparecer un gran problema en la curación de los mismos. Las lineas negras que delimitaban los dibujos, se expanden bajo la piel y deforman la linea de los tatuajes. Unas letras chinas que me parecieron perfectas al estar acabadas, eran practicamente un borrón de sombras subcutáneas que hacían casi imposible reconocer la forma original del tatuaje. Era un serio problema, ¿cómo podía pasar eso si hacía bien los tatuajes? Me costo un poco dar con la respuesta, pero internet volvía a ser una gran fuente de conocimiento. Si la tinta no era específica de líneas (más diluida que el color de relleno) al entrar en la piel con fuerza por la aguja de lineas, esta se expendería bajo la piel. Supuestamente yo estaba usando una tinta de una de las mejores marcas, que estaba diseñada tanto para lineas como para relleno, lo que parecía algo magnifico resultó ser una mierda tanto para lineas por expandirse, como para rellenar por aclararse demasiado en intensidad al curar el tatuaje. Lección aprendida, tener cuidado con la profundidad a la que penetra la aguja (especialmente en ciertas partes del cuerpo como el cuello o la zona superior del tobillo) y usar tinta específicamente diseñada para lineas. El coste, unos cuantos clientes con tatuajes con regular o peor aspecto y largas sesiones de inventiba y promesas de que al repasarlo todo quedaría perfecto: es fácil de arreglar (sonrisa).

      Ante problemas así, con los que te juegas desfigurar la piel de un desconocido mientras estas tatuando en la clandestinidad, con todo en contra, llegó un punto en el que me planteé si merecía la pena seguir, arriesgarme en cada tatuaje a que nada salga mal, sabiendo por las experiencias vividas, que lo más probable es que surgiese algún nuevo problema. Empiezan a revolotear alrededor entonces fantasmas mucho más oscuros, miedo a que entrasen en juego enfermedades contagiosas. Si aun tomando todas las precauciones teóricas para realizar un buen tatuaje surgían problemas que provocaban que este no quedase bien, ¿por qué no podría pasar lo mismo respecto a la higiene y las enfermedades? Yo decidí seguir adelante y luchar por mi ilusión.

      Una de las cosas que me motivó a seguir fue el descubrimiento de la tinta blanca para tatuajes, tras aplicarla en varios, fui consciente de que ofrecía un gran aspecto a tatuajes aún mediocres. A tener en cuenta por los novatos, la tinta blanca hay que pincharla con dureza, no como si coloreásemos con rojo, o desaparecerá. Y aunque parezca que recién pinchada no ha quedado tinta en la piel, no insistir en la misma zona, el blanco desaparece en la piel al pincharlo porque la propia sangre incluso el agua corporal que sale en cualquier arañazo, la contaminan con su color e impiden apreciarla, pero en una media hora cuando se ha cortado por completo la supuración de la herida el blanco aparece brillante en el tatuaje. Si se insiste una y otra vez machacando la misma zona para conseguir que se vea el, solo provocaremos una grave herida que al curar expulse toda la tinta y quede probablemente en relieve al ser una cicatrización más dura que el resto del tatuaje.

      Aún era malo tatuando pero aprendía a usar herramientas para venderme cada vez a un público mayor.

      -En el próximo capítulo: Piercings extremadamente dolorosos, desmayos entre sangre y acero, anestesias en crema y en spray como alternativa al hielo, infecciones y más infecciones.    

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